Investigar la composición bacteriana no solo en relación con la presencia de patógenos, sino también en términos de funciones inmunitarias y respuestas inflamatorias, es clave.
Los autores revisaron más de 114 trabajos (hasta marzo de 2025), para descifrar cómo los pequeños desequilibrios en la microbiota oral (ya sea por aumento de bacterias anaerobias patógenas como Porphyromonas gingivalis, Fusobacterium nucleatum, entre otras, o por pérdida de especies “sanas”) pueden alterar la barrera epitelial alrededor de los implantes, generar inflamación local que en etapas tempranas conduce a mucositis peri-implantaria y, si no se corrige, a periimplantitis con pérdida de hueso.
Además, se recogen estrategias terapéuticas emergentes basadas en esta comprensión microecológica: restaurar el equilibrio de la microbiota, intervenciones inmunomoduladoras, tratamientos antimicrobianos específicos, modificaciones del material de implantes para reducir la adhesión bacteriana, etc.
Este enfoque sugiere que más que atacar directamente los síntomas (inflamación, pérdida ósea), se debe prevenir o revertir la disbiosis precoz para evitar el daño irreversible. Los investigadores recomiendan que futuros ensayos clínicos incluyan mediciones funcionales de la microbiota, no sólo su composición taxonómica, y explorar terapias personalizadas basadas en perfiles microbianos.