La fecha nació en 1999 como iniciativa del artista estadounidense Harvey Ball, creador del famoso emoticono de la carita amarilla sonriente, con el objetivo de recordar la importancia de sonreír y de hacer actos de bondad en la vida cotidiana.
La , sonrisa, más allá de su valor social, tiene beneficios comprobados para la salud. Diversos estudios señalan que sonreír libera endorfinas y serotonina, neurotransmisores asociados con la sensación de bienestar, lo que ayuda a reducir el estrés y fortalecer el estado de ánimo. También puede favorecer la salud cardiovascular, ya que relaja la tensión arterial, y mejorar las relaciones interpersonales al transmitir confianza y empatía.
Desde el punto de vista odontológico, la sonrisa refleja la salud bucal y puede ser un indicador de bienestar general. Una boca sana facilita una sonrisa más segura, motivo por el cual muchas organizaciones aprovechan esta jornada para promover la prevención y el cuidado de la salud bucal mediante revisiones periódicas, una correcta higiene dental y hábitos de vida saludables.
El Día Mundial de la Sonrisa, por tanto, es una invitación a valorar lo sencillo: un gesto que no cuesta nada, pero que puede tener un enorme impacto positivo en nosotros mismos y en quienes nos rodean. Celebrarlo significa recordar que la sonrisa es un lenguaje universal que conecta personas, emociones transmite y mejora la calidad de vida.